Tabaco y alcohol ¿Por qué hay gente que no puede parar?



Hasta hace algunos años se pensaba que estos dos problemas tenían una raíz común, pero no, si bien en el tabaquismo también interviene el cerebro los investigadores hallaron que éste es un problema de origen genético, a su vez la raíz del alcoholismo se encuentra en el cerebro.
Veamos porque se desarrollan estas conductas adictivas.




Tabaquismo: cuestión de genes

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Usa) han identificado factores de riesgo genético que pueden estimular a  los adolescentes a transformarse en considerables fumadores durante toda su vida.
El equipo científico examinó análisis previos de otros científicos para desarrollar un perfil de "riesgo genético" de fumar en exceso.
Determinaron que el perfil de alto riesgo genético eran  los individuos que habían fumado  más de 20 cigarros diarios durante más de 20 años y tenían en su haber más de 3  fracasos en los intentos de dejar de fumar, por tanto se consideraban altamente dependientes de la nicotina. "Estos individuos con riesgo genético elevado rápidamente realizaron la transición de fumar cigarrillos a convertirse en fumadores habituales", añadieron los investigadores.

Entre las personas que consumían habitualmente cigarrillos y que poseían un perfil genético calificado como de alto riesgo, fueron un 24 % más propensos a convertirse en fumadores habituales después de los 15 años y registraron un 43 % más de probabilidades de convertirse en consumidores de un paquete diario a los 18 años.

Ya como adultos, los individuos con perfil genético de alto riesgo fueron un 27% más propensos a convertirse en adictos a la nicotina y con un 22 % más de probabilidades de fracasar en sus aspiraciones de dejar de fumar. A la edad de 40 años, las personas con alto riesgo habían fumado unos 7500 cigarrillos más que el fumador promedio.

Uno de los resultados más concluyentes del estudio fue que el perfil de un individuo con alto riesgo genético no predice si serán fumadores, pero en aquellos con alto riesgo que prueben el tabaco aumenta notoriamente la probabilidad de que abusen de esta adicción y tengan alta dependencia a la nicotina.

Esto insinúa que hay algo peculiar en la exposición a la nicotina en el cerebro de los jóvenes y que dicha exposición sin dudas afecta las funciones del cerebro. "La adolescencia es un periodo de alto riesgo para la adicción a la nicotina" concluyen los investigadores.


Cerebro, alcohol y acetato

Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en Connecticut, Estados Unidos, estudiaron a un grupo de 150 personas con un elevado consumo de alcohol.

¿Como llega una persona a beber alcohol en forma desmedida? la clave está en el acetato.
Normalmente el cuerpo contiene muy poco acetato, pero cuando la persona toma una bebida alcohólica, el hígado convierte el alcohol en acetato. La sustancia se libera en la sangre y llega al cerebro, que lo utiliza como combustible.

Los investigadores encontraron que los cerebros de los alcohólicos tienen el doble de solvencia para consumir acetato que el resto de las personas. Esta mayor capacidad crea una situación en la que el cerebro de los alcohólicos puede habituarse al uso del acetato.

El cerebro utiliza como combustible el azúcar presente en la sangre, pero también puede utilizar acetato. Esto provoca que beber alcohol con el estómago vacío puede disminuir rápidamente el azúcar presente en la sangre y el acetato es capaz de compensar el combustible que deja de estar disponible para el cerebro, lo cual crea el incentivo para seguir bebiendo y si el cerebro se ha adecuado a tener este elemento en su entorno, el bebedor sufrirá los llamados “síntomas de abstinencia”.

Lo más grave es que el cerebro de los alcohólicos se  adapta al acetato como fuente de energía, lo que provoca que sea más difícil reducir el consumo de alcohol. En algunos casos extremos se ha visto que el acetato proveniente del alcohol prácticamente desplaza al azúcar como  combustible del cerebro.

También hay que decir que cuando el cerebro utiliza acetato como combustible, crea otra sustancia llamada adenosina, que causa el clásico sopor que tienen los alcohólicos, esta última transformación hace aún más complejo el hecho de abandonar la bebida.



...Para finalizar decimos que las nuevas investigaciones sobre la química cerebral y genética asociada a las adicciones pueden ser útiles no sólo para conocer mejor el proceso de cada toxicómano, sino también para ayudar a idear posibles tratamientos que ayuden a la desintoxicación.