La relación entre los medicamentos y la obesidad


Un tema que muchos médicos no tienen muy en cuenta a la hora de recetar, es el aumento de peso que causan algunos medicamentos. Los pacientes tampoco están muy al tanto de esta situación. Analicemos este tema.


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Muchos medicamentos incluyendo los antidepresivos, antipsicóticos, anticonceptivos,  corticosteroides, bloqueadores beta, incluso medicamentos para la alergia tales como la difenhidramina (Benadryl), causan aumento de peso. En algunas personas estamos hablando de un aumento considerable. Además, no se trata solamente de una cuestión estética ya que el aumento de peso producido por medicación puede llevar a alteraciones metabólicas, en algunos casos graves como la resistencia a la insulina, hipertensión, niveles anormales de lípidos en la sangre y diabetes tipo 2. Esto es particularmente común en los llamados antipsicóticos de segunda generación.

Según un reciente estudio publicado en la revista ‘Posgraduate Medicine’ algunos medicamentos pueden causar un aumento de peso en el corto plazo, esto es dentro de las primeras 10 semanas, más o menos. En cambio, otros medicamentos causan un aumento en el largo plazo, aproximadamente a partir de 6 meses a un año. Según los autores del estudio, las personas que aumentan de peso en las primeras semanas tienen más probabilidades de seguir aumentando mientras dure la medicación.
También existen algunos medicamentos como los Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina (ISRS) utilizados específicamente para trastornos de ansiedad y depresión, que al principio pueden provocar una pérdida de peso pero pasado un tiempo, inducen a su aumento. 


¿Por qué algunos medicamentos causan aumento de peso?

Hay varios factores y mecanismos implicados, por ejemplo, algunos medicamentos pueden causar un aumento de apetito por el bloqueo de receptores. Un estudio de este año basado en el sistema hormonal relacionado con la saciedad y el almacenamiento de grasa, determinó que el bloqueo de los receptores de la histamina H1 y la serotonina 5-HT2C son responsables del aumento de peso, esto se puede observar claramente en suministros como antipsicóticos (Clozaril), olanzapina (Zyprexa), quetapina (Seroquel), risperidona (Risperdal), así como en antidepresivos y en algunos de los ISRS, sobre todo con la paroxetina (Paxil).

A causa del bloqueo de los receptores H1 también son responsables del aumento de peso antidepresivos como la mirtazapina (Remeron) y la trazodona (Desyrel) o el antihistamínico Vistaril.
Otro caso es el aripiprazol (Abilify) usado principalmente para tratar la psicosis, pero que desde hace un tiempo está siendo comercializado (y ampliamente publicitado) como un complemento para el tratamiento de la depresión.

En otras ocasiones también ocurre que algunos medicamentos aumentan el hambre por un efecto directo en las muchas hormonas implicadas en la regulación del apetito, como la insulina, la leptina y la grelina.
Por ejemplo, algunos antipsicóticos bloquean la acción de la leptina, esto provocará un aumento de peso ya que los niveles insuficientes de esta hormona facilitan la acumulación de tejido graso. 
Como habrá observado, en muchos casos estos cambios hormonales pueden no ser las causas directas pero si las causas secundarias del aumento de peso.
También podríamos mencionar que tanto antipsicóticos como antidepresivos pueden afectar los niveles de insulina, esto puede resultar en una diabetes tipo 2.

Existen medicamentos que si bien no afectan el apetito, si inciden disminuyendo la tasa metabólica de la persona y por lo tanto causar aumento de peso, esto se ha observado en los antideprsivos tricíclicos como la Imipramina (Tofranil).
  
Hay otras causas secundarias que repercuten en el peso, por ejemplo el consumo de bebidas altamente calóricas debido a la sequedad de la boca que provocan algunos medicamentos o en el caso de los sedantes el aumento del tiempo de sueño genera un menor gasto calórico.
Otra posibilidad es cuando los pacientes están tomando varios medicamentos a la vez, la mezcla de medicaciones puede interactuar de manera que se genere un aumento de peso.

Los estudios indican que el aumento de peso por consumo de medicamentos, si bien puede afectar a cualquier persona, es más marcado en mujeres y en personas con predisposición para la obesidad.


Para terminar

El aumento de peso puede ocurrir tanto a corto como a largo plazo y a veces puede interferir con el cumplimiento del tratamiento.
El médico debe vigilar atentamente al paciente en los cambios relacionados con el peso y alertarlo, así como también educarlo en lo concerniente a un estilo de vida saludable ya sea en la dieta y el ejercicio. En determinados casos, según la evolución y las posibilidades,  el médico podrá cambiar hacia una medicación más neutra o reducir la dosis del causante del aumento de peso.




¿Cómo saber si se es adicto a la comida?


¿Cómo podemos tener una idea de si hemos desarrollado realmente una adicción a la comida? Vamos a ver algunas preguntas que nos pueden dar una pauta de si estamos ante un caso de relación adictiva con alimentos.



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El primer paso para empezar a curarnos de una adicción (cualquiera de ellas) es reconocer el problema. Existen siete preguntas esenciales que se basan en el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales realizado por la Asociación Americana de Psiquiatría, que es de referencia estándar para psiquiatras de buena parte del mundo en el diagnóstico y clasificación de problemas emocionales y mentales.

Este cuestionario básico establece criterios relacionados con la tolerancia, la abstinencia, el grado de dificultad de autocontrol, el deseo de dominar la situación  y las consecuencias negativas.
Se define a una persona como adicta en caso de contestar SI a tres o más de las siete preguntas que se le plantean.
Vamos a ver estas preguntas basándonos específicamente en la comida.


Piense en su propia experiencia con los alimentos y responda a estas preguntas lo más honestamente posible:


1.) Indulgencia o tolerancia: ¿Ha venido aumentado su consumo de alimentos a través del tiempo?

2.) Abstinencia: Cuando deja de comer ¿ha experimentado alguna vez abstinencia física o emocional? ¿Ha experimentado irritabilidad o ansiedad en ese momento?

3.) Dificultad de control: ¿Come generalmente de más o por más tiempo de lo que quisiera? ¿Come a veces para aquietar sus sentimientos? ¿Ha notado que los episodios de atracones sean cada vez más seguidos?

4.) Consecuencias negativas: ¿Ha seguido un patrón de alimentación perjudicial aunque ello implique consecuencias negativas en su estado de ánimo, autoestima, salud, familia o trabajo?

5.) Posponer o desatender actividades: ¿Ha reducido alguna vez o se ha sentido intimidado/a en el trabajo, actividades sociales o recreativas, debido a su patrón de alimentación o su peso?

6.) Energía emocional: ¿Pasa generalmente una cierta cantidad de tiempo planificando sus hábitos de alimentación? ¿Pasa mucho tiempo pensando en comer? ¿Alguna vez ha ocultado sus hábitos alimenticios porque le dan vergüenza?

7.) Deseos de control: ¿Piensa en forma frecuente en reducir o controlar su alimentación? ¿Ha intentado alguna vez cambiar sin éxito sus hábitos de alimentación?


Siendo rigurosamente honesto consigo mismo, usted podrá encontrar las respuestas sobre su relación con la comida.
Lo importante es darse cuenta de que si se pasa por un proceso de adicción, saber reconocer el problema puede ser el primer paso para su tratamiento y cura. La gran cantidad de información que ahora hay disponible sobre otras adicciones más estudiadas, como el alcohol y drogas, ha generado conocimiento valioso para la recuperación de la adicción a la comida y de distintos trastornos alimenticios.
Otra cosa importante a saber es que la adicción no es culpa de la persona y que, con apoyo profesional, se puede recuperar una relación sana con los alimentos.


Diabetes tipo 2: causas, síntomas y prevención


La diabetes tipo 2 está aumentando muy rápidamente en prácticamente todo el mundo. Sin embargo, esta enfermedad es casi totalmente prevenible a través de modificaciones en la dieta y el estilo de vida. Veamos sus causas, síntomas y que podemos hacer para evitarla.



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Hace unos 200 años, el ser humano consumía unos 100 gramos de hidratos de carbono por día, las dietas de hoy han hecho aumentar este consumo a 300 o 400 gramos diarios. Pero además, la calidad de los hidratos de carbono consumidos en estos días difieren bastante a los consumidos hace 200 años. Mientras que antes los carbohidratos iban acompañados de grandes cantidades de fibra y nutrientes, hoy en día van acompañados de una considerable cantidad de azúcar, jarabe de maíz y almidón. El resultado de este tipo de dieta es un aumento sin precedentes de la diabetes tipo 2.


¿Qué es y que causa la diabetes tipo 2?

Es una enfermedad en la que el organismo responde de manera inapropiada a la insulina.
En condiciones fisiológicas normales, nuestro cuerpo libera la hormona insulina después del consumo de hidratos de carbono. La insulina hace que las células absorban la glucosa del torrente sanguíneo y sea almacenada para su uso posterior como fuente de energía, además, logra que los niveles de glucosa en sangre se normalicen.

Una etapa temprana de la diabetes tipo 2 es la aparición de la resistencia a la insulina. En las personas resistentes a la insulina, ésta se libera normalmente pero las células no responden adecuadamente a la señal. De esta forma, el cuerpo debe liberar más y más insulina para estimular la captación de glucosa del torrente sanguíneo. Como el azúcar no puede entrar en las células, se acumulan niveles extremadamente altos de glucosa en la sangre (esto se denomina Hiperglucemia).
Si no se realizan modificaciones en la dieta, las células beta del páncreas, debido a esta sobrecarga, pueden a llegar a dejar de producir insulina por completo. El resultado de este proceso es la diabetes tipo 2.


Grupos de riesgo

¿Cuáles son las personas que tienen más riesgos de contraerla? 
La mayoría de los individuos que son diagnosticados con esta enfermedad tienen sobrepeso, esto se debe a que el exceso de grasa dificulta el uso de insulina de forma correcta, por tanto se debe considerar a la obesidad como una causal muy importante. Otro factor es la edad avanzada, los ancianos tienen más riesgo de padecerla (en realidad, ya después de los 40 años el riesgo empieza a ser mayor).
Los antecedentes familiares también deben ser observados cuidadosamente.
Se presenta con mayor frecuencia en algunas razas o étnias, por ejemplo, los asiáticos, pueblos originarios del continente americano, personas procedentes del sur de Europa (españoles, franceses, italianos) y personas de raza negra.
Los individuos con hipertensión tienen más probabilidades de sufrir esta enfermedad.
Otros factores que aumentan el riesgo son: malos hábitos alimenticios y la inactividad física.


Síntomas

En muchas oportunidades esta enfermedad se descubre de forma casual, durante un examen rutinario, ya que frecuentemente no presenta ningún síntoma.
A pesar de ello, en otras personas si se presenta alguna sintomatología. 
Los síntomas más comunes son:

  • Cansancio
  • Adelgazamiento
  • Mucha sed
  • Aumento en la cantidad de orina
  • Visión difusa
  • Disfunción eréctil
  • Dolor o rigidez en pies y manos
  • Sequedad cutánea
  • Náuseas
  • Aumento de infecciones, sobre todo en la piel (también en órganos internos, por ejemplo en los riñones)


¿Cómo se diagnostica?

Midiendo el nivel de glucosa mediante un análisis de sangre en ayunas, aunque también se puede hacer una prueba de glucosa sin la necesidad de ayuno.
Otra forma es lo que se denomina “Prueba de Tolerancia a la Glucosa”. Es un estudio que consiste en medir como fluctúan los niveles de glucosa en la sangre después de tomar una bebida con azúcar.


Prevención

Hábitos alimenticios:

Una dieta sana es fundamental, la misma debe ser baja en azúcar, sal y grasas saturadas. Rica en vegetales, fruta y fibras.
Cuidar la ingesta de hidratos de carbono, es mejor repartir su consumo a lo largo de toda la jornada y no un gran consumo en un sólo momento del día.

Ejercicio físico:

Practicar una actividad física en forma regular aumenta la respuesta a la insulina por parte del organismo. Los especialistas recomiendan caminar no menos de 30 minutos, seis veces por semana.

Fumar:

El tabaquismo es muy dañino para la circulación de la sangre, por lo que perjudica el trabajo de la insulina. En realidad el tabaco es perjudicial para todo, también para personas que tienen factores de riesgo alto de sufrir esta enfermedad.

Beber alcohol:

Si bien el consumo moderado de alcohol no es perjudicial, las personas que consumen en exceso si tienen mayores probabilidades de padecer diabetes. Se recomienda beber alcohol con mesura y se debe evitar consumirlo con el estómago vacío.

Controles de azúcar en sangre:

Si usted está dentro de los grupos de riesgo, sería saludable realizarse análisis de sangre periódicamente.



Para terminar…

Según la Organización Mundial de la Salud, entre 1935 y 1996 la prevalencia de esta enfermedad aumentó casi un 700%. Entre 1996 y 2011, la tasa de diagnóstico creció otro 230%. Viendo estos números, no nos queda ninguna duda de porqué se está hablando de una pandemia mundial de diabetes tipo 2.



10 factores que enlentecen el metabolismo y conducen a la obesidad


El número de calorías que el cuerpo necesita para cumplir con las funciones básicas se conoce como 'tasa de metabolismo basal'. Veamos los factores que la determinan.



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El metabolismo es el proceso por el cual el cuerpo convierte lo que comemos y bebemos en energía para poder funcionar. Incluso cuando estamos en reposo, nuestro organismo necesita consumir calorías para mantener sus funciones vitales trabajando. Una baja tasa metabólica puede desempeñar un papel fundamental en el aumento de peso. Echemos un vistazo a las causas más comunes de tener un metabolismo lento.


1.) Genética: Hay personas que nacen con un metabolismo rápido y otras no tanto. Si bien este factor no puede ser controlado directamente, debemos saber que a mayor masa muscular mayor quema de calorías. Practicar ejercicios regularmente que incluyan actividad aeróbica y ejercicios de fuerza, hará aumentar la masa muscular y con ello, ayudará a acelerar un metabolismo lento.


2.) Edad: Como se expresa en el punto 1 a mayor masa muscular, más se incrementa la quema de calorías. Por lo tanto, cuándo tenemos un mayor porcentaje de musculatura en el cuerpo, el metabolismo es más rápido. A medida que envejecemos, el porcentaje de masa muscular magra disminuye naturalmente, esto ralentiza el metabolismo. La pérdida natural de masa muscular comienza a partir de los 25 años. Por ello, es importante la práctica de ejercicios físicos y así contrarrestar la pérdida de músculos, producto de este proceso normal de nuestro cuerpo.


3.) Estilo de vida: Nuestro estilo de vida puede ser causante de un metabolismo lento. Por ejemplo, algunos medicamentos, en particular los que se utilizan para tratar la depresión, pueden enlentecer el metabolismo.
También saltearse las comidas o estar mucho tiempo en ayunas. Si está muchas horas sin comer, el cuerpo entra en un modo de “supervivencia”, como consecuencia de esto, el organismo responde ralentizando el metabolismo en un esfuerzo por conservar la energía. Para evitar que su cuerpo reaccione de esta forma, se recomienda comer (aunque sea un bocado) cada 2 o 3 horas.


4.) Comer demasiado: Cuándo las personas comemos exageradamente, las calorías que ingerimos de más provocan un abrupto aumento de azúcar en la sangre. Los tejidos no pueden asimilar toda la glucosa y ésta se acumula en las células, este proceso desencadena una desaceleración en el metabolismo.


5.) Síndrome de Cushing: Este trastorno se desarrolla cuando los tejidos están expuestos al cortisol (una hormona responsable de mantener el metabolismo de proteínas, carbohidratos y grasas) por un período prolongado de tiempo. Esta exposición dilatada ralentiza el metabolismo. También provoca un aumento de grasa alrededor de cuello y cara (cara redondeada).


6.) Hipotiroidismo: Cuando las glándulas tiroides no producen las suficientes hormonas tiroideas, los procesos que tienen lugar en nuestro cuerpo se ralentizan, incluyendo el metabolismo.


7.) Diabetes: Las personas diabéticas, en general, tienen un metabolismo más lento que quienes no padecen esta enfermedad. La ciencia todavía no ha podido aclarar completamente el por qué. Al parecer estaría relacionado con los niveles de azúcar en sangre más altos, lo cual produce una especie de “engaño” al cuerpo haciéndole creer que hay una gran cantidad de energía disponible, lo que da lugar a una ralentización en el metabolismo


8.) Dormir poco: Según los investigadores, para adelgazar, dormir es tan importante como la alimentación. Tener un sueño reparador de más de 6 horas todas las noches, no sólo acelera el metabolismo sino que distintos estudios han comprobado que también hace que tengamos menos apetito durante el día.


9.) Sexo: Las mujeres tienen, por lo general, el metabolismo más lento que los hombres. Esto se debe a que el sexo masculino tiende a tener menos grasa corporal y más masa muscular que las mujeres, lo que provoca un mayor consumo de calorías.


10.) Medio ambiente: Cuándo estamos en verano o en las personas que viven en zonas tropicales el metabolismo es más lento ya que el calor lo atenúa, por el contrario, el clima frío lo acelera.


Para terminar

A pesar de que hay algunos factores que no se pueden controlar (edad, sexo, trastornos hormonales, etc.) como hemos visto, hay algunas causas en las que sí podemos tener incidencia y corregir. Para mantener un metabolismo acelerado es fundamental practicar algún deporte regularmente, dormir bien y no saltearse ninguna comida, comer cinco veces al día aunque sea un bocado.
Teniendo buenos hábitos podremos mantener a raya al exceso de kilos, inclusive si la naturaleza no se ha portado demasiado bien con nosotros.