Los cambios hormonales que desencadenan la depresión en la mujer


Una de cada cuatro mujeres experimentará al menos un episodio de depresión en su vida. Dicha tasa casi duplica a la del hombre. ¿Por qué existe tanta disparidad en los niveles de depresión entre ambos sexos?



Cambios hormonales y depresión en la mujer



Entre los factores más influyentes está la forma en que las mujeres se ven afectadas por los cambios hormonales que ocurren en la menstruación, los embarazos y la menopausia. Veamos que ocurre en cada caso.  


La depresión causada por la menstruación

Algunas mujeres experimentan síntomas severos de depresión antes de que comiencen a menstruar cada mes. Esta alteración del carácter, llamado Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM), también puede compartir los síntomas con el síndrome premenstrual (SPM), como por ejemplo, sensibilidad, hinchazón o dolor en los senos. Sin embargo, la característica definitoria del TDPM son los sentimientos (a veces intensos) de ira o mal humor.

Las mujeres con antecedentes en su familia de esta patología, son más propensas a padecer Trastorno Disfórico Premenstrual, lo que indica que los genes pueden jugar un papel importante en quienes sufren esta condición. El TDPM, al igual que otros trastornos del estado de ánimo, puede ser causado por un problema en la química del cerebro. Las hormonas liberadas a causa​ de la ovulación parecen desencadenar esta situación.

Para ser diagnosticada con este trastorno, una mujer debe tener al menos cinco síntomas del TDPM después de cada ovulación. Ella también debe tener entre siete y diez días en los que ninguno de estos síntomas estén presentes, durante cada ciclo menstrual.


Los síntomas son:

  • Falta de interés en actividades habituales
  • Sentimientos de tensión o ansiedad (moderado o severo)
  • Cambios en el estado de ánimo, como sentirse demasiado sensible
  • Sentimientos de desesperanza o depresión (moderado o severo)
  • Síntomas físicos tales como aumento de peso, dolores musculares o en las articulaciones y dolor de cabeza
  • Cambios en los patrones de sueño, como dormir demasiado o muy poco
  • Cambios en los hábitos alimenticios o antojos de ciertos alimentos
  • Problemas para concentrarse
  • Baja energía
  • Irritabilidad inusual
  • Sentirse abrumada


Las mujeres que creen que pueden padecer TDPM, deben visitar a su ginecólogo, y posiblemente también a un profesional de salud mental. Este puede solicitarle que lleve un control sobre su estado de ánimo por al menos dos meses, antes de iniciar un tratamiento. A no ser que existan síntomas graves que justifiquen una intervención inmediata.

Las mujeres que inician un tratamiento pueden ser medicadas con antidepresivos, así como a hacer cambios nutricionales. Las pacientes deben limitar el consumo de alcohol, cafeína, sal y azúcar. También se recomienda la práctica de ejercicios físicos y de técnicas de relajación. La psicoterapia también puede ser utilizada para tratar la depresión asociada con el TDPM.


Depresión durante el embarazo

Si una mujer embarazada sólo tiene depresión leve, seguramente su médico le recomendará un tratamiento a través de terapia. En cambio las mujeres con depresión severa, pueden necesitar medicación. Existen algunos antidepresivos más aptos para mujeres embarazadas.

La mujer con antecedentes de depresión grave también debe hablar con su médico sobre la depresión posparto. En ocasiones, el profesional puede recomendarle comenzar a tomar antidepresivos durante el último mes de embarazo, incluso si ella dejó de utilizar antidepresivos cuando concibió. Esta medida de precaución puede evitar el desarrollo de una depresión postparto.

Debido a cuestiones éticas, prácticamente no hay estudios sobre los efectos de los antidepresivos en mujeres embarazadas. Sin embargo, muchos fabricantes de medicamentos diseñan listas de mujeres que usan sus fármacos durante el embarazo, para de esta forma tener un registro de los posibles efectos secundarios en las mujeres y en los niños. Esta información sirve de ayuda a los profesionales para identificar los posibles riesgos para el feto cuando se determina si los antidepresivos son necesarios.


Depresión posparto

La mayoría de las recientes madres tendrán un corto período de tiempo en el que experimentan síntomas como mal humor, irritabilidad o ansiedad. Dichos cambios se conocen como depresión posparto, que comienzan al tercer o cuarto día después del parto. Estos síntomas deberían remitir después de unos 12 días. Las mujeres con síntomas que persisten se encuentran en mayor riesgo de desarrollar Depresión Mayor Postparto.

La depresión mayor posparto es un trastorno del estado de ánimo que provoca un período depresivo durante la mayor parte del día, por al menos durante dos semanas. Algunas mujeres experimentan sentimientos de culpa, insomnio y pensamientos suicidas. Los casos graves pueden causar delirios o alucinaciones, que en raras ocasiones pueden llevar a una mujer a hacerle daño a su hijo.

La depresión mayor posparto es causada por cambios químicos en el cerebro y el organismo. Después del nacimiento, la cantidad de progesterona y estrógeno en el cuerpo de la mujer cae, lo que puede desencadenar esta condición.
La depresión causada por estos cambios hormonales se trata a través de terapia, y a veces con medicación. Sin embargo, las mujeres que amamantan a sus hijos deben consultar el uso de antidepresivos con su médico. 
En ocasiones, una glándula tiroides hipoactiva también puede ocasionar depresión mayor posparto, aunque este caso se trata con mayor facilidad.


La depresión a causa de la menopausia

Durante la menopausia, la mayoría de las mujeres experimentan algunos cambios en su estado de ánimo, también sofocos o insomnio, estos síntomas pueden derivar en una depresión, en algunos casos grave. Dichos cambios se deben a alteraciones hormonales. Además de los síntomas primarios, estas mujeres también pueden experimentar:

  • Falta de energía o fatiga
  • Pensamientos suicidas o de muerte
  • Cambios en los patrones de sueño
  • Falta de concentración
  • Pensamientos persistentes de inutilidad
  • Ansiedad


Para estos casos, los médicos recomiendan antidepresivos y terapia hormonal, además de psicoterapia. Si los síntomas de la depresión son leves y la mujer todavía está en la transición a la menopausia, el médico puede recomendar solamente la terapia hormonal, especialmente si la mujer nunca había experimentado depresión antes. En cambio, para las mujeres con síntomas leves que ya han hecho totalmente la transición a la menopausia, los antidepresivos pueden ser más útiles.
En determinados casos, la terapia hormonal utilizada para aliviar los síntomas de la menopausia, pueden desencadenar una depresión. Ante esta situación, la terapia hormonal puede ser alterada o suspendida totalmente. En estos casos se recomienda recurrir a la psicoterapia o a la terapia cognitivo-conductual.
Las mujeres que presentan mayor riesgo de padecer depresión a causa de la menopausia, son aquellas que ya han padecido anteriormente episodios de depresión o que tienen familiares que la hayan sufrido. 


Para terminar: la mujer y la depresión

Aunque dos tercios de los pacientes tratados por trastornos depresivos pertenecen al sexo femenino, no existe una guía exclusiva para el tratamiento de mujeres con depresión. En lugar de ello, los médicos tratan a la mujer con depresión basados en los cambios físicos que se sabe que causan esta patología. Ya que, demás de los cambios hormonales típicos del sexo femenino descritos en este artículo, la depresión en la mujer también puede ser provocada por las mismas situaciones que originan la depresión en el  hombre, o sea, causas genéticas, medicamentos, rasgos de personalidad, condiciones médicas, etc. 


Vesícula biliar: lo que debes saber


La vesícula biliar es como una pequeña bolsa de almacenamiento en forma de pera. Se encuentra debajo del hígado y se encarga de retener la bilis hasta que el intestino delgado la necesite para ayudar a descomponer las grasas. 



Vesícula biliar



Después de comer alimentos grasos, la vesícula se contrae para bombear bilis hacia el intestino delgado y poder hacer la digestión. Cuando las personas desarrollan algún problema en este órgano, generalmente pueden ser dos cosas: cálculos biliares, algo bastante común o cáncer, que en la vesícula es bastante raro.


¿Qué son los cálculos biliares?

En la mayoría de los casos, los cálculos biliares son pequeños trozos de colesterol cristalizado. Muchas personas los tienen y ni siquiera lo saben, por lo general, los síntomas se hacen notar cuando las piedras se atascan en la salida estrecha de la vesícula o en los conductos que drenan el órgano.


¿Por qué las mujeres tienen más cálculos biliares?

Esto es especialmente cierto a medida que la persona envejece. Los cálculos biliares ocurren en 1 de cada 4 mujeres mayores de 60 años. Se cree que la hormona femenina estrógeno estimula al hígado para enviar más colesterol junto con la bilis. Además, el embarazo eleva el riesgo, ya que la hormona progesterona (que se secreta durante el embarazo) disminuye la contracción de la vesícula biliar, esto puede estancar bilis en el órgano y precipitar la aparición de piedras. 


¿Cuáles son los grupos de mayor riesgo?

Algunas personas están más predispuestas a los cálculos biliares, pero la mayoría de estos casos no están relacionados con la genética. Por ejemplo, el tamaño de la cintura (sobre todo en el sexo femenino) puede influir. Una investigación de 2013 realizada entre casi 800 mujeres, encontró que a mayor índice de masa corporal (IMC) más probabilidades de desarrollar cálculos biliares.
La diabetes también eleva el riesgo, así como la cirugía bariática y cuando una persona pierde una gran cantidad de peso (los cálculos biliares son una de las cosas a cuidar cuando un individuo tiene una pérdida de peso extrema).
Pero lo cierto es que la mayoría de las personas que sufren de cálculos no están en ningún grupo de riesgo, por tanto, es de suponer que la ciencia todavía desconoce algunas de las razones que llevan a esta patología.

  
¿Cómo se tratan los cálculos biliares?

Es frecuente que los médicos descubran los cálculos biliares por casualidad, mientras buscan otra cosa. En este caso, por lo general, optan por dejarlos allí. En cambio, si la persona está experimentando síntomas, es probable que el médico sugierá una colecistectomía (operación para extirpar la vesícula biliar). Por suerte este órgano no es esencial, una vez que ha sido extirpado, la bilis fluye directamente desde el hígado hacia el intestino delgado.
Para personas que por algún motivo no pueden someterse a cirugía existen algunos medicamentos orales, aunque éstos pueden tardar meses o años para que den algún tipo de resultado.
En los años 80 se llegó a utilizar las ondas de sonido para pulverizar las piedras, pero este procedimiento ya no se utiliza. 


Síntomas más comunes de la existencia de cálculos biliares

Dolor en el abdomen (del lado derecho): Allí es donde se encuentra la vesícula biliar, justo debajo del hígado. Un dolor repentino y muy agudo en ese lugar podría significar que las piedras están causando una obstrucción. Un dolor en el centro del abdomen también podría ser un signo de cálculos biliares.


Fiebre con escalofríos y dolor abdominal: Una obstrucción por cálculos biliares puede causar una acumulación de bilis en la vesícula, esto puede conducir a una infección llamada colecistitis. Dolor abdominal, escalofríos y una fiebre de 38 grados o más, son los síntomas clásicos, a veces pueden aparecer después de una comida abundante.
Hay una variedad de formas de detectar este problema, incluyendo un análisis de sangre y una exploración que rastrea el flujo de bilis. El tratamiento puede involucrar antibióticos y medicamentos (en ayunas) para el dolor, hasta que la inflamación disminuya.


Cambio de color en orina y heces: Las sales biliares son las que dan a las heces el color marrón. Si éstas son más pálidas de lo común o de color arcilla, podría indicar que un cálculo está bloqueando el conducto biliar.
La orina también puede ser un indicador, ya que cuando hay un exceso de producción de bilis, la orina puede ser más oscura de lo normal.


Coloración amarillenta de la piel y los ojos: La ictericia puede ser una señal de cálculos biliares, pero cuando es acompañada de dolor abdominal y pérdida de peso, puede ser un síntoma de cáncer de vesícula. Si un tumor está bloqueando el flujo de la bilis, el líquido de color amarillo oscuro se puede acumular en el cuerpo y dar a la piel y la parte blanca de los ojos un tinte amarillento. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ictericia es causada con mayor frecuencia por una hepatitis que por un cáncer. En cualquier caso, es una buena idea consultar al médico de inmediato.


Pólipos en la vesícula biliar

Los pólipos de la vesícula biliar son carnosidades en el interior de la pared de la misma. Se pueden observar con ultrasonido, a menudo se descubren cuando se está investigando otro problema. La mayoría de los casos no son preocupantes, pero si el pólipo es de gran tamaño se corre el riesgo de que se transforme en un tumor. En este caso, el médico puede recomendar la extirpación de la vesícula biliar.  


Cáncer de vesícula biliar

Los individuos que tienen un historial de cálculos biliares o grandes pólipos, son más propensos a desarrollar cáncer en este órgano, pero incluso en este grupo el riesgo es muy pequeño. Sin embargo, las personas que han padecido problemas de vesícula en el pasado y comienzan a experimentar dolor o hinchazón abdominal, fiebre, náuseas o pérdida de peso inexplicable, una cita lo más rápido posible con el médico sería altamente recomendable. 



La importancia de los aminoácidos en el cuerpo humano


El cuerpo humano se forma de un número de compuestos orgánicos, todos los cuales realizan diferentes funciones y se adaptan de forma única para tales funciones. Los aminoácidos son los compuestos responsables de la fabricación de proteínas. 


La importancia de los aminoácidos en el cuerpo humano



Los aminoácidos son los elementos químicos que crean las proteínas, éstas están formadas por cadenas de aminoácidos fusionados por enlaces peptídicos. Es decir, los aminoácidos al unirse entre sí, fabrican las proteínas, imprescindibles para el funcionamiento de nuestro organismo.

Hay muchas maneras de clasificar los aminoácidos, la más conocida es por su forma de captación, es decir, aquellos que deben ser obtenidos a partir de la alimentación (esenciales) y aquellos que son sintetizados por el propio organismo (no esenciales).

A pesar de que cuando se habla de aminoácidos generalmente se pone en relieve su cometido esencial de ‘productor’ de proteínas, también cumplen otras funciones indispensables para nuestro organismo, veamos las seis principales:


1.) Estructura del cuerpo

El ser humano, o cualquier otro organismo vivo, está formado de numerosas células con diferentes funciones. Los aminoácidos forman parte de la gran mayoría de estas células, ya sea en la membrana o en las diferentes estructuras contenidas en el citoplasma de las mismas (orgánulos). Por otro lado, diferentes proteínas tales como la queratina, forman uñas, pelo y varias otras partes del cuerpo, poniendo en relieve la función estructural de los aminoácidos y las proteínas en general. El colágeno es otra proteína muy abundante en nuestro cuerpo, la misma forma parte de la composición de huesos, músculos, cartílagos y tendones.
Además, los aminoácidos ayudan en la reparación de tejidos desgastados, así como la curación de heridas.


2.) Síntesis de neurotransmisores

Los neurotransmisores, que incluyen hormonas y otros elementos químicos, ayudan a la comunicación entre el cerebro y las distintas partes del cuerpo.
Las hormonas triptófano y tirosina son algunas de las proteínas más comunes en esta categoría. Por ejemplo, el triptófano es esencial para la producción de serotonina, sustancia que controla los estados de ánimo. Por otra parte, la tirosina es esencial en la síntesis de adrenalina.
Asimismo, los aminoácidos forman la mayoría de los cromosomas necesarios para los códigos genéticos. La estructura e identidad de un individuo depende de la composición de aminoácidos, su secuencia y su composición química.


3.) Salud cardiovascular

Los aminoácidos tienen un papel muy importante en ayudar a mantener y mejorar la salud cardiovascular. La arginina, uno de los aminoácidos más comunes, se utiliza en la producción de óxido nítrico, que es un elemento clave en la regulación de la presión arterial.
El óxido nítrico se produce en los músculos que forman el corazón, lo que le permite controlar la velocidad y el alcance de las contracciones y la expansión de sus músculos para mantenerlos en buen estado de salud.
Varios estudios sugieren que el óxido nítrico puede ayudar en la prevención de la aterosclerosis a través de su inhibición de la aparición de placas en los vasos sanguíneos. Varios medicamentos modernos relacionados con la salud cardíaca tienen arginina como uno de sus componentes.


4.) Producción de energía

Aunque son los hidratos de carbono y las grasas los principales actores en la generación de energía, en determinadas situaciones el cuerpo debe utilizar proteínas para producir la energía necesaria para su metabolismo.
Normalmente, las proteínas tienen una baja participación cuando se trata de generación de energía, sin embargo, en una situación límite el cuerpo se ve obligado a utilizar proteínas para producir energía. Los aminoácidos son la última opción, es decir, cuando las otras reservas se han agotado. 


5.) Funciones metabólicas

Las proteínas controlan casi todos los procesos biológicos que ocurren en el cuerpo. Las enzimas son proteínas que catalizan los procesos bioquímicos claves del metabolismo, son las encargadas de acelerar las reacciones químicas del organismo, por ejemplo, la digestión, la absorción, la asimilación y la respiración.
Las enzimas se conforman por una parte de proteína y una molécula inorgánica. Los aminoácidos, que forman la parte proteica, son importantes para la formación de tales enzimas, que sin ellas, los procesos biológicos básicos serían demasiado lentos para la vida.


6.) Optimización del rendimiento corporal

Además de sus roles convencionales, las proteínas juegan un papel crucial en la optimización de otras actividades del cuerpo, así como el funcionamiento de otros elementos orgánicos. Las proteínas participan en la actividad de minerales y vitaminas. Las deficiencias de ciertos aminoácidos pueden llevar a la deficiencia de algunas vitaminas. Por ejemplo, una deficiencia de hierro está muy vinculada a bajos niveles de tirosina. 


Neuroplasticidad: acerca del cerebro y el estrés


Se estima que entre el 75 y el 90% de todas las visitas al médico, se deben a dolencias relacionadas con el estrés. Los efectos de esta patología sobre el cuerpo son bien conocidos. 


Neuroplasticidad, acerca del cerebro y el estrés


Por ejemplo, las hormonas relacionadas con el estrés provocan que el sistema inmunológico sea menos eficiente lo que nos deja más indefensos ante las infecciones. También induce a que la presión arterial se eleve, a la aparición de dolores de cabeza, malestares estomacales, artritis, asma, diabetes, enfermedades al corazón y cambios a nivel cerebral.

A partir de los estudios de resonancia magnética, la ciencia ha podido obtener gran cantidad de información acerca de los efectos que esta patología puede causar en el cerebro, y sobre todo, como influye el estrés en la capacidad de éste de transformarse. Ya que si bien la respuesta al estrés es clave para su buen funcionamiento, la actividad crónica tiene consecuencias negativas importantes en su plasticidad. Esto es así porque el estrés crónico altera su morfología, su función neuronal y los factores que influyen en su recuperación.
La reducción de la plasticidad del cerebro puede ser un factor de depresión, ansiedad, estrés postraumático e incluso Alzheimer.


El cerebro expuesto a estrés

El estrés crónico altera muchas neurohormonas y neuroquímicos, por ejemplo, el neurotransmisor glutamato (excitatorio). También esta alteración se puede observar en algunas regiones del cerebro como el hipocampo, íntimamente relacionado con el aprendizaje y la memoria, y que es muy sensible a los efectos del estrés. 

Las consecuencias de las secuelas del estrés crónico sobre la memoria espacial son potencialmente críticas: la dificultad para aprender ubicaciones nuevas puede afectar severamente el desempeño social de un individuo. Además, una persona estresada crónica adquirirá un evento desagradable más rápido que una persona no estresada.

Otra región del cerebro afectada es la amígdala (vinculada a la regulación emocional y el aprendizaje). En las personas con estrés crónico las dendritas se vuelven más grandes y fuertes, esto aumenta las probabilidades de que la persona reaccione mal ante una situación y sea incapaz de controlar su ira.

Pero he aquí una buena noticia, los efectos perjudiciales del estrés crónico en el hipocampo muestran evidencia de recuperación en el período post-estrés. Esta neuroplasticidad sugiere que nuestros cerebros tiene la capacidad de recuperarse del estrés. Esta recuperación se debe, al menos en parte, al factor neurotrófico derivado del cerebro, también conocido como BDNF.
El BDNF es una proteína del cerebro que está íntimamente involucrada con el crecimiento y supervivencia de las neuronas.
El estrés crónico reduce los niveles de BDNF en el hipocampo. También se cree que el BDNF puede ser un mediador químico de la resiliencia (capacidad de recuperación después de un evento estresante o traumático).


¿Cómo aumentar los niveles de BDNF?

Aumentar los niveles de BDNF no quiere decir que elimine el estrés de su vida, pero aumentando (o regulando) el número de receptores BDNF, si se pueden obtener resultados interesantes. 
Por tanto y para finalizar, veamos algunas prácticas y alimentos que aumentan los niveles de BDNF en nuestro cuerpo:

  • Estimulación del nervio vago
  • Consumo de Zinc
  • Algunos alimentos de la dieta mediterránea (granos enteros, aceite de oliva, frutos secos, legumbres y verduras)
  • Ácidos grasos omega-3
  • Ginsenosidos, ingredientes activos del ginseng
  • Hiperósido, ingrediente de la hierba de San Juan
  • La curcumina, colorante natural de la cúrcuma
  • Ácido ferúlico, encontrado en cacahuetes, manzanas, naranjas, arroz, trigo y avena
  • La Beta Alanina, componente de la vitamina B5
  • Los flavonoles, presentes en muchas frutas y verduras
  • Ginkgo biloba
  • Eugenol, aceite esencial presente en la nuez moscada, clavo de olor y la albahaca
  • La piperina, se encuentra en la pimienta negra
  • La práctica de ejercicios físicos también aumentan los niveles de BDNF